Todo comienza con unas planchas rectangulares del material ya nombrado. Los colores que traen ya forman parte de las mismas, no están pintadas como sí en el caso del plástico.

Se cortan trozos con el tamaño aproximado del frente del modelo a realizar y luego, aparte se cortan las patillas que llevan otras medidas. Esto se hace para optimizar el uso del material ya que tiene un costo significante.

El siguiente paso es darle la forma. Para esto se utilizan unas máquinas llamadas pantógrafos, que copian la forma de un molde original dándole la misma apariencia a todos los rectángulos; tanto por dentro como afuera.

Para las patillas se utiliza una matriz con la forma que se les desea dar y se las fresa a mano en una máquina llamada tupí.

Los rectángulos cortados comienzan a parecerse a un anteojo.

A los frentes se los empieza a lijar a mano, uno por uno, para sacarle los filos y cualquier imperfección, producto de los fresados con las máquinas.

Luego, se les da la curvatura correspondiente a través de otra máquina.

A las patillas se les embute “un alma” (alambre que hace de esqueleto de la las mismas otorgándoles fortaleza y a la vez, contiene una parte de la bisagra), y luego se las lija a mano como a los frentes.

Lo siguiente es curvarlas a través de una máquina exclusiva para esto.

Más tarde, se los lleva a ambos (frente y patilla) a los tambores de pulido, en donde estarán de 24 a 72 hs, para terminar de “suavizarlos”. De esta manera, nos aseguramos que no quede ninguna imperfección.

Cuando se retiran de los tambores, se limpian, se vuelven a pulir a mano (ya para sacarles rayas y darles brillo) y van al siguiente paso que es el ensamblado.

En este paso, se une el frente con la patilla y se los lija a mano para que encastren con el ángulo justo que es de 90 grados.

Luego se los sella con el nombre del modelo, la marca, etc. Y se les coloca una lentilla de presentación.

El anteúltimo paso, y uno de los más importante, es el de control de terminación. En el cual, se los “adapta” y se les da la inclinación necesaria para que calcen de manera perfecta en la cara.

Por último se los vuelve a repasar para asegurarnos que no queden rayas o alguna mancha de los sellados y se embolsan.